lunedì, giugno 04, 2007

Dai, che si può fare il mondo ancora se si vuole!

Logan lleva una semana en la casa y me he convertido en toda una english spoker en el intertanto... En la casa practicamente no paro de hablar inglés, y aunque tal vez no sea lo mejor para él y su trabajo por aprender español, al menos mi nivel de "angloentendimiento" ha aumentado, tanto como su grado de entendimiento del español, lo que de cierta forma me alegra mucho. Me siento partícipe de su avance y no sé, es raro, pero han resultado largos cafés de conversaciones mucho más profundas que "disis de pencil" o "oupen de doar", que era lo que temia sucediera. Desde política, hasta religión, pasando por cocina, ciencia, ingeniería, tiempo libre... en fín. Muchas cosas que me tienen muy contenta.
Y hablando de conversaciones profundas, una de aquellas conversas me dió una idea muy buena para el centro de ex-alumnos. Tan buena que al rector le gustó, y que al parecer contaremos con la mejor de las asesorías para concretarlo. Me agrada que las cosas funcionen así de bien, sobre todo cuando después de la reunión que tuvimos con los estamentos del colegio me haya desilucionado tanto de la generación institutana actual. Cuando estuve en el colegio (de lo cual creo no ha pasado taaaaanto tiempo) un centro de alumnos anhelaba cosas propias de su edad: No sé, producir la mejor fiesta, hacer el aniversario más interesante, organizar trabajos comunitarios... La intención era forjar una comunidad escolar sana, entretenida, completa. Además, el tema en boga en ese tiempo era la PSU. No sabíamos acerca de la prueba, de las carreras, necesitábamos ayuda y no sabíamos bien desde donde podíamos obtenerla. Con estas ideas llegamos, planteando ayudarlos pero planificando nuestro trabajo junto a ellos para cubrir sus necesidades inmediatas. Sin embargo, lo que encontramos fué algo totalmente distinto. Nuestras generaciones estaban divididas por la herida que la revolución pingüina dejó en los secundarios. La respuésta a "¿Qué necesitan?" fué símple, corta, directa y muy, muy fría: "Queremos educación cívica. Queremos una constitución para el colegio".
Fué raro el hecho de que se gestara ese tipo de dudas. El diálogo partió tenso, como una especie de mesa de negociación y no una mesa de trabajo conjunto. Cuando quedó listo lo de sus estatutos (que era lo que en realidad querían) les pregunté "Ya. Tenemos eso listo. Ahora, ¿Qué quieren hacer para ayudar a sus compañeros? ¿Qué quieren hacer por el colegio?". La respuesta fué un incómodo mutis, porque en realidad no tenian idea. Tal vez el movimiento pingüino les lavó tanto la cabeza que los chicos no tenian ideas para el colegio, sino sólo ideas políticas, que dificilmente los iban a ayudar, por ejemplo, a estudiar Medicina, como una de las chicas quería hacerlo. Queremos ayudarlos. No quiero pensar que mi instituto está perdiendo esfuerzos contra algo que está perdiéndolos un poco. Lo de la conciencia cívica me parece excelente, pero siendo dirigente no es como exactamente se obtienen los mejores puntajes PSU, y más en este caso, si por la condición socioeconómica los alumnos están más potenciados que nadie para surgir y salir adelante...
Por el momento quiero creer que aún puedo lograr que muchos de ellos puedan hacer realidad sus sueños con nuestro grano de arena, logrando que la comunidad institutana sea cada día mucho mejor que ayer.

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